Como lectora se aprecian más los procedimientos, herramientas y lo que en verdad quiere transmitir un texto. Se va desmenuzando y analizando más siempre en pos del escrito. Ningún texto está hecho sólo para entretener, sino que encierra muchas cosas que están entrelíneas, y aquí se pone en juego la habilidad del lector en saber aprovechar cada obra literaria.
Como escritora me parece que el taller aporta esa solidaridad entre pares donde es posible criticar constructivamente para mejorar e ir saltando barreras. A algunos les cuesta más, a otros menos y la mejora de cada uno consiste en poder reconocer esas “fallas” y “grietas” para ir más allá y crear nuevas formas.
Metódicamente me gusta cómo está propuesto el taller porque nadie juzga al otro si se equivoca y son esa comodidad y esa libertad las que defiendo. Además que los encuentros con nuevas lecturas y autores hacen que éstos sean más parecidos a nosotros, los hace más humanos y, obviamente, siempre es bienvenido entender y explorar nuevos territorios.
Y por último, “escribir bien” supone que el lector capte el mensaje que el escritor en ese momento decide enviar, y principalmente, que haga pensar sobre las cosas propias y lo que lo rodea, que vea las cosas de otra manera.
Creo que agregaría que escribir es aprender. Porque nadie llega a ser un escritor "perfecto". Es como ser un músico: siempre se intentará aprender para crear.
miércoles, 28 de mayo de 2008
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