lunes, 2 de junio de 2008

"(...) los comienzos son siempre difíciles, inciertos (...)" dice Piglia. Por eso en los cuentos la importancia radica en el final, uno piensa un cuento en pos de un gran final, ambiguo, sorpresivo, que deje marcas en el lector. El comienzo siempre justifica el final.
De aquí se desprende que "Todas las historias se traman de nuestra propia vida. Lejanas, oscuras, son mundos paralelos, vidas posibles, laboratorios donde se experimenta con las pasiones personales." Cualquier cuento que se lea contendrá algo que nos lleve a pensar en la vida del escritor y del lector. Por ejemplo, Rodolfo Walsh en todos sus escritos dejaba con precisión su postura política, no podía pasar de alto una denuncia, es decir, era imposible que deje que su mayor pasión no se mezclara con sus relatos. Y en el caso del lector, siempre pensará que tiene relación con su vida, por eso creo que son posibles los relatos donde ficción y realidad se codean.
"El cuento es un relato que encierra un relato secreto." Y es difícil realizar el trabajo de "búsqueda" de ese secreto porque todo cuento se construye y depende de lo que está oculto y es el punto donde hay que "adiestrar" al lector, en el sentido en que tiene que poner la mirada en descubrir lo que está escondido. En el cuento lo que importa es lo que está oculto.

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